miércoles, 28 de enero de 2009

Delirios


Qué le voy a hacer si no puedo evitar tragarme mi orgullo cada vez que te estás delante, que mi orgullo es fingido y mis ganas de tenerte de nuevo reales.

Soy incapaz de romper mi círculo vicioso de errores repetitivos; y es que un cambio tan radical siendo tan procastinadora como lo soy yo, no resulta fácil.

Siempre un “mañana será el día” es la escusa que me pongo: en eso me parezco a ti.
Es el pez mordiendo se la cola.

Si es que no aprendo, y lo sé, si es que no cambio, y eso que hay ganas pero no fuerzas.
Y a la noche todo está claro, pero de día, aunque suene irónico, eso no ocurre.

Todo lo que a la noche es obviedad por la mañana solo son “tonterías causadas por la falta de sueño”.

Y parece mentira que todavía no haya aprendido que yo las únicas ideas lucidas que tengo son a partir de las 12 de la noche.

Lo que sucede es que las canciones me confunden, la luz me ciega y la falta de sueño…bueno esa no me ha hecho nada, solo me hace tener ojeras.


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Y que le voy a hacer si cada día añoro más esos ojos negros que nunca fueron míos.

viernes, 2 de enero de 2009

Cristales


Le miraba con la soberbia que sólo deberían de tener los dioses, con media sonrisa en la cara, insinuando…o más bien afirmando que él sabía toda la verdad, todo lo que pensaba, lo que se ocultaba incluso a sí mismo, lo que sentía…sencillamente todo.



Era un monstruo disfrazado tras un rostro aparentemente humano, no quería verlo más, no podía verlo más...



Lo odiaba



Lo temía.



A pesar de saber que jamás podría huir de él, a pesar de ser consciente de a quién se enfrentaba no pudo reprimir más su rabia.



Con las fuerzas que le quedaban y con un grito ahogado lo golpeó.



Cayeron, hechos mil pedazos, los trozos de cristal que antes habían sido espejo.



Ni siquiera así consiguió huir de su reflejo.