miércoles, 31 de diciembre de 2008

Carnaval




Sonaba una alegre melodía, los invitados bailaban al son de la música, ignorando la verdadera identidad del que se encontraba en frente suyo. Yo, como siempre, decidí no participar en la danza y observar atentamente desde un punto lo suficientemente alejado como para no caer en las garras de alguna “señorita”, pero dejando clara mi presencia en el evento.


Y la música siguió sonando, y las copas de champán de mi mesa siguieron aumentando.



…patético, aunque agradable, destino…


Tras un antifaz de purpurina plateada, grabados en blanco y negro y diversos adornos de tela que tapaban la mitad de su cara, pude distinguir sus ojos negros.



Nadie parecía darse cuenta de que le pertenecían a Ella pues, normalmente, por dónde pasaba, las la gente se giraba para contemplar su belleza, sin embargo esa noche no la miraban de manera especial, excepto yo claro está.


Aun así, la rodeaba un halo atrayente e irresistible (al menos desde mi punto de vista…quizás fueran las burbujas del champán).

“Algo” quiso que Ella me invitase a bailar, y yo, traicionando mis costumbres por culpa del champán…bueno y de sus ojos, acepté.



Juraría, por desgracia, que Ella no me reconoció…aunque dudo mucho que se hubiese acordado de mí aunque no hubiera llevado antifaz.


Desde ese día le tengo un leve apreció al carnaval veneciano.



Y ésta es otra noche en la que desearía que tus ojos no hubieran sido tan negros…quizás así me habría atrevido a decirte algo.


Como siempre, buenas noches.

No hay comentarios: